Si bien los directivos empresariales suelen tener la libertad de establecer sus propias metas, con demasiada frecuencia las delegan como imperativos inobjetables. Esto niega la autonomía a quienes deben alcanzar estos objtivos y es probable que también afecte a su desempeño. Los directivos inteligentes procuran mantenerse al margen de sus propias metas cuando están tratando de motivar a sus gerentes, y siempre que sea posible, los alientan a establecer sus propias metas desafiantes. Pero si no lo hacen, y proscriben estrictamente ciertas tareas, no todo está perdido, ya que el gerente al menos puede ser capaz de ofrecer a sus empleados algunas opciones y la autonomía para decidir cómo realizar el trabajo, quién la hará y cuándo.
Aun cuando cierta meta sea un imperativo absoluto, todavía es posible el coaching para la autonomía. Nunca se debe subestimar el valor de la elección y la responsabilidad, ya que son factores decisivos para la automotivación.