Y ¿Por qué no?
¿Por qué no salirse del propio miedo?¿Por qué no buscar una alternativa?¿Por qué no enfocarnos donde sí podemos en lugar de donde no? Pero… ¿por qué? El porqué nos lleva a la racionalización y no es una de las mejores preguntas para inducir la reflexión desde la emoción, sin embargo, ese propio cuestionamiento, puede llevar a preguntas de otro tipo: ¿Qué mejor inversión que la propia vida? ¿Quién dice que NO es posible? Si nos dirigimos a la PNL, ésta diría algo…